Autor: Juan Mescco
El Chino Velásquez probablemente es uno de los mejores poetas de nuestros tiempos, como siempre más reconocido por otros lares que en nuestra tierra. (Jesús Manya)
La mañana del jueves 3 de marzo, nos reunimos para visitar las tumbas de los poetas Raúl Brozovich y Gustavo Pérez, primero aparece Carlos Velásquez, luego Jesús Manya, Mario Guevara, Enrique Rosas y Cronwell Jara. Durante la visita hubo comentarios gratos que fluyeron anécdotas entre frases y risas. Después, bajo el calor del mediodía compartimos cervezas heladas en un lugar céntrico. Ahí, entre palabras y vasos Carlos Velásquez acepta una entrevista y no queríamos enredarnos en la mesa. Otro día, con calma y cierta euforia, con cielo
nublado y tazas de café, las palabras empiezan interrogando y otras contestando. Estimado Carlos, esta entrevista la haremos rejuvenecedora, sería interesante platicar de tu obra que me diste en 1990, “El camino desaliento”, donde se advierte que hay influencia del haiku. Matshuo Basho, Li Po, etc., aunque se persevera en un lenguaje “libre y sincopado” como lo anota Raúl Brozovich en la contra carátula. Con el rostro seguro afirmas: Me gustaría que la influencia del haiku sea más real y menos presumida en el libro que mencionas, pienso que en ese momento mi trabajo estaba más influenciado por la generación beatink, especialmente W. Burroughs. Sin embargo concuerdo con Borges y con muchos otros en la afirmación que señala que uno a quien quiere, sino a quien puede.
Ahora, me parece un poco injusto reducir la poesía de Li Tai Po y la de Basho a una sola tradición. Casi toda la vida he tratado de aspirar a ambas tradiciones, la celebración carnal de la vida de Li Tai Po y la comprensión metalingüística de la poesía haiku. Muchas tardes y noches discutí el tema con Brozovich y siempre o eso creo llegamos a la conclusión que cualquier expresión artística, y más aún, la poesía es un perfecto producto de un tiem po, de un espacio y de una cultura, destinado a trascender. Cualquier intento de replicar una tradición tan específica y compleja como las mencionadas poesías orientales, es un intento bastardo.
El café caliente espera, a veces una llamada inesperada nos interrumpe. Carlos, teniendo conocimientos, háblanos sobre el arte y otras pericias, a nivel universal y local, sabiendo que Dalí es de tu preferencia. Aunque con gestos insinúas que es bastante, tus manos indican que empezarás.
Supongo que la afirmación sobre Dalí, está inspirada en un diseño de “El camino desaliento” replicado a mano por el maestro Rodolfo Manga, y mi juvenil adhesión estética al superrealismo o surrealismo pueden confirmar esta preferencia. Sin embargo, haber conocido personalmente en El Prado la obra de Velázquez, el Bosco y el Greco, me hicieron comprender toda una tradición artística que necesariamente a permitirnos interpretar el barroquismo andino y su difícil belleza carga[1]da de símbolos interminables. El Cusco tiene una de las tradiciones pictóricas más importantes de América, contemporáneamente veo mucha actividad, se nota la influencia de la Universidad Diego Quispe Tito representada por Mario Curasi, y también de artistas independientes que contribuyen a la universidad de nuestra cultura como Carlos Olivera.
En términos musicales, mis preferencias son bastante eclécticas, van desde el universal de Tchaikovsky, pasando por Pink Floyd –obligatorio para mi generación-, igualmente gustos aprendidos de los grandes maestros de mi vida, recuerdo especialmente al Grupo Condemayta que aprendí de mi esposa.
En términos de teatro, solamente puedo expresar mi admiración por Ibsen, Miller y Brech. Esta actividad igual que la poesía es cada vez más heroica en nuestro país, debo aclarar mi respeto por esfuerzos enormes, como el de Hugo Contreras y muchos otros, que sin apoyo alguno del Estado ni del sistema, se esfuerzan por dejar constancia vivida de nuestro tiempo.
Teniendo entre manos “Retrato en tránsito”, poemario donde la madurez es plena, textos muy elaborados y contenidos basados en la tradición oral huachipaires y otros de la selva de Qosñipata. Se aguarda tu explicación. Después de un suspiro alentador mencionas.
Es un libro dedicado a un pueblo que vi desaparecer paulatinamente a lo largo de mi vida. Al principio buscaba explicaciones individualizadas, como Bernardino Perdiz, los caucheros o los refugiados nazis que nuestros gobiernos acogieron con demasiado entusiasmo. Fue una lucha de la vida contra la nada, un nada omnipresente e indestructible, que se apoderó de todo lo mejor de los humanos que vivíamos ahí, que humilló a su ultimo líder y prostituyó a sus niñas, una nada que solemos llamar capitalismo.
El libro empezó como una extensión de la tradición oral, para nunca permitirme el olvido, sin embargo y casi de manera involuntaria terminó siendo una especie de metáfora de la historia y del destino de la humanidad.
La ventaja de la poesía es que está en todos lados, depende de la música oral y la tradición para convertirse en lenguaje. Aprendí esto observando a dos grandes amigos que hace poco se convirtieron en una especie odiosa de tótems que una legión de grupos desinformados y poco leídos veneran. Ambos (el Cholo Nieto y Raúl Brozovich) compartían una devoción embriagada y sensual por la vida peligrosa, escribían poesía por lealtad a la humanidad y para conquistar mujeres, pero nunca pretendieron ser una excusa para la mala poesía o el no velerismo posmoderno.
Las preferencias en poesía siempre van a ser militantes, voy a empezar necesariamente por el Cholo y por Raúl, porque al conocerlos yo era un adolescente dormido que compren[1]día como se debe ver un poeta, los he leído y mucho, pero también los de oído, he jugado sapo con ellos y fuimos felices junto a varias cervezas y varios Corpus y varias posibles dulcineas que seguramente eran más como Aldonza Lorenzo, pero eso ya no importa. Entre mis recuerdos más queridos están los sueños del poeta niño Rimbaud, mi gran obsesión de muchos años Octavio Paz, Bor[1]ges inevitable e infalible, Díaz Casanueva y la serenidad de su palabra y finalmente Vallejo, a quien comprendí en la madurez y que quizá sea más íntimo de los que pueda pensar.
Pasa el tiempo, oportunidad para otro café. Es inevitable preguntar por los textos en que muestras calidad y se percibe una visión interior y es celebrada por los epígrafes de San Juan de la Cruz y Carlos Drumond de Andrade. El libro “Rito murmurante” es acaso una descarga lírica donde se evidencia temperamentos y reflexiones. Solo tus palabras esclarecerán sobre el libro. Asimismo, el texto que impresiona durante la lectura es “Ordenamiento de la ocultación”, tus palabras en la solapa del volumen indican que es prefigurado por el mito y ritmo.
También, escribes que tu poesía es de carácter confesional y sentimental. Queremos acercarnos aún más con tus palabras, poeta.
“Rito Murmurante” es un libro que marcó el inicio de un viaje estético en mi trabajo, traté de romper con mis primigenios cánones, buscando una conexión universalizante que permita que nuestro arte abandone su condición de souvenir y asuma su responsabilidad como testimonio de una cultura en desarrollo, heredera de infinitas vertientes y que se pre[1]para para iluminar al mundo.
Ordenamiento de la ocultación representa mi ruptura completa con el esteticismo morfologista que nos influyó a todos en un tiempo de decepciones ideológicas. Busco entender y explicar mitológicamente los orígenes de nuestro espíritu colectivo, que ha sido herido durante siglos y que necesitamos sanar para ponernos el alma en el día de Vallejo.
Busco cerrar una trilogía con el libro Ylla Pasqa (colaboración de Jesús Manya).
La tarde se aproxima, cierto calor entre flores y música. El poeta es y será un visionario, cariñosamente, Chino Velásquez, díganos lo que presiente en la poesía, sus proyectos literarios. Meas culpas y salve – dades. Confesiones que aliviarán a poetas que lo rodean. Asentando un libro en la mesa se pronuncia entusiasmado.
Plagio a Antonio Cisneros confesando que temo cada día. No es un buen tiempo para los sueños ni para el arte, se confirma que la caída del Muro de Berlín no fue una buena noticia para nadie, la democracia occidental se convirtió en una chusma semiletrada aupando a nazis y las pesadillas no terminan nunca.
La literatura es obra de una inteligencia artificial más tonta que nunca y la poesía está a cargo de poetas cada vez más endogámicos, soberbios e iletrados, que por algún motivo que no entiendo, se niegan a reivindicar a voces mayores de la poesía que, en el caso del Cusco podemos encontrar en Washington Delgado, Kilku Waraka, Gustavo Pérez Ocampo o William Hurtado de Mendoza, voces que han visto el futuro y que conocieron el camino.
Invito a los jóvenes a vivir una vida auténticamente libre, embellecida por los peligros que esto implica, los invito a romper cadenas y encontrar sus propias voces en la sangre de sus mayores que están esperando nuestro tiempo para volver a nosotros.
Esta vez, aceptamos limitaciones, una cuartada para confabular cualquier tarde con pisco, crear momentos por los ausentes, canciones y lecturas. ¡¡¡Gracias Poeta!!!